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Los abogados necesitan habilidades particulares en la era digital para explotar las oportunidades que se les ofrece. Dentro del sector legal, hay espacio para que los profesionales ganen tiempo, dinero y calidad de vida con las nuevas herramientas tecnológicas. 

La actualidad del sector laboral en general y del legal en particular está definida por el cambio constante entre industrias y profesiones. El Foro Económico Mundial sostiene que el cambio disruptivo constante forma y formará parte de nuestra realidad cotidiana. 

Las competencias básicas y técnicas del abogado -razonamiento legal, defensa y asesoramiento, investigación, redacción- siguen siendo elementales. A su vez, los abogados tienen la oportunidad de reorganizar sus formas de trabajo y modelos de negocio gracias a la irrupción de desarrollos tecnológicos especializados, legaltech. 

El sector legal requiere de un conjunto holístico de competencias para abordar problemas cada vez más complejos. Como advierte Caitlin Moon en un reporte para el MIT, los profesionales jurídicos forman parte de  “un mundo en el que la tecnología reemplaza las actividades humanas y, al mismo tiempo, requiere una aplicación más sofisticada de habilidades exclusivamente humanas”. 

Una encuesta realizada por Zero y presentada por Artificial Lawyer sobre el trabajo no facturable sugiere que muchas firmas están perdiendo millones en ingresos que podrían recuperarse mediante la automatización de tareas rutinarias. Como efecto secundario, esta ineficiencia también está sobrecargando innecesariamente a los asociados de los estudios.

Uno de los gráficos que presenta el portal muestra que el 41,2 % de los asalariados dedican el 35 % o más de su tiempo a tareas no facturables. Alrededor del 70 % gastan al menos el 20 % de su tiempo en trabajos que, simplemente, nunca se le podrían cobrar a un cliente.

¿Qué habilidades suman valor a los abogados en la era digital?

Como señala Artificial Lawyer: “Los estudios están perdiendo millones de libras y dólares en ganancias potenciales. Y eso es cierto. El tiempo dedicado a trabajos no facturables es una pérdida de productividad económica en todo el sector legal.” 

Según indica Zero en su informe, se gastan al menos 700 horas al año por persona en tareas administrativas rutinarias que no ayudan a la empresa a aumentar sus ingresos. Lo que suma más de 200.000 dólares por año de pérdida en tiempo facturable para un abogado con una tarifa de facturación modesta.

¿Cuáles son las actividades que les sacan tiempo y, por ende, disminuyen la productividad de los abogados? Según el informe, son las tareas rutinarias como: 

  • Investigación
  • Redacción de documentos
  • Revisión de contratos
  • Ejecución contratos y su proceso de firma
  • Cierre de contratos
  • Gestión del correo electrónico
  • Gestión de la facturación

Cada una de esas actividades podría optimizarse con el uso correcto de herramientas tecnológicas que permiten realizar las tareas operativas sin que los abogados pierdan tiempo ni dinero. 

Esto no significa dejar de lado el liderazgo del ser humano ni sus capacidades diferenciales, como el análisis de información y la gestión de relaciones personales. Por el contrario, destaca la importancia que tiene para las organizaciones la promoción de las habilidades blandas y la capacitación permanente

Para los abogados, adquirir habilidades para el mundo digital puede significar poder destinar su tiempo a tareas que le agreguen valor tanto a su práctica como a sus clientes. 

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Los estudios de abogados pueden invertir en automatización y en softwares de productividad legal para ganar más tiempo y más dinero. Existen en el mercado herramientas creadas específicamente para los abogados, que no requieren que inviertan demasiado tiempo en sumar nuevas habilidades para realizar el salto hacia lo digital. 

El mercado de SaaS y las legaltech está en crecimiento y hay cada vez más soluciones a disposición en el mercado. Existen muchas herramientas de software que pueden ayudar a solucionar los desafíos operativos de los abogados. Incluso en el caso de procesos que ya se encuentran mayormente digitalizados, como la investigación, se pueden generar optimizaciones con herramientas tecnológicas más sofisticadas.

Por ejemplo, con respecto a la revisión de información, el informe The Lawtech Adoption Report  demuestra que el uso de herramientas de inteligencia artificial y machine learning se traduce en un ahorro de tiempo de entre 20 y 60 %.

Nuevas habilidades: Del modelo T al modelo Delta

El abogado en forma de T incluye conocimientos, habilidades y actitudes adicionales al abogado tradicional. Se trata de un modelo para mostrar el conjunto de habilidades necesarias del abogado del futuro. La pata de la T representa el área de conocimiento legal. La barra horizontal de la T representa la comprensión de otras disciplinas que incluyen tecnología, negocios, análisis y seguridad de datos.

Un abogado T está mejor preparado para resolver problemas transversales y para trabajar colaborativamente. Sin embargo, el modelo T no alcanza para abordar dos desafíos comunes de los abogados:

  1. inteligencia emocional y gestión de relaciones personales
  2. habilidades relacionadas con la gestión de proyectos y el negocio del derecho

Nace así el modelo de abogado Delta para el profesional legal del siglo XXI. El modelo tiene forma de triángulo. Sus lados reflejan las tres áreas de competencias cruciales para el éxito del abogado actual: Derecho, Negocios y Operaciones y Habilidades Personales. Cada lado incluye las habilidades necesarias para poder prestar servicios legales centrados en el cliente.

Por ejemplo, en las habilidades importantes relacionadas con la eficacia personal, se incluyen la gestión de relaciones, mentalidad emprendedora, inteligencia emocional, comunicación y carácter.

Las tres áreas de competencias del modelo Delta son: 

  • El derecho (The Practice): Se refiere al conocimiento jurídico tradicional. 
  • Los negocios y operaciones (The Process): Esta área requiere que el abogado sepa de aspectos fundamentales del negocio y la gestión de proyectos y tareas. También señala la importancia de entender sobre tecnología y gestión de datos.
  • La habilidades personales (The People): Esta área implica disponer de inteligencia emocional y saber comunicarse. A su vez, plantea la necesidad de desarrollar una mentalidad emprendedora y proactiva para la solución de problemas. Incluye también la capacidad para gestionar las relaciones con los miembros del equipo y los clientes.

Un modelo evolutivo

Una de las características destacables del modelo es que es ágil. Esto quiere decir que no asume una sola versión de las habilidades del abogado. Por el contrario, la combinación específica de competencias y la predominancia de cada área depende del rol que se está desempeñando. El punto central del modelo cambia y se adapta a cada rol.

La tecnología transforma la forma en que las personas trabajan e interactúan entre sí. Como resultado, las herramientas y habilidades requeridas para muchas profesiones están evolucionando. El sector legal no es una excepción. 

 

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