Muchos abogados están incorporando a la gestión de proyectos dentro sus metodologías de trabajo. Por eso, es importante conocer qué es son la metodología ágil y para qué sirve en el derecho.
Existen distintas metodologías para la gestión de proyectos de manera ‘ágil’, desde Scrum hasta Kanban. Todas tienen en común el concepto de poner un foco en el cliente que permita que la entrega de resultados sea cada vez más valiosa y eficiente.
La metodología ágil forma parte de un proceso que comenzó a desarrollarse en la industria del software cuando se detectó la necesidad de de testear el producto en distintas instancias de su desarrollo y no tener que esperar a entregar un producto terminado para ver si funcionaba.
Manifiesto de la metodología agile
Las montañas Wasatch de Utah fueron testigos del nacimiento de las metodologías ágiles en una reunión de programadores que se desarrolló entre el 11 y el 13 de febrero de 2001.
Allí, surgió el “Manifiesto Agile”, que fue dictado por representantes de empresas e instituciones de ligadas al desarrollo de software como Extreme Programming, SCRUM, DSDM, Crystal, entre otras. Estos firmantes buscaban una alternativa a los procesos de desarrollo de software que cuya fase de testeo se demoraba por el requisito de tener que entregar la documentación final del proyecto.
A este grupo de pensadores sobre el desarrollo de software se lo denomino llamó «The Agile Alliance»
Las principales ventajas de la metodología ‘agile’ tal como se plantea en el manifiesto son:
- Mejora la calidad: minimiza los errores en los «entregables» y mejora la experiencia y las funcionalidades para el cliente.
- Mayor compromiso: aumenta la satisfacción del empleado y fomenta la conciencia de equipo.
- Rapidez: acorta los ciclos de producción, minimiza los tiempos de reacción y toma de decisiones.
- Aumento de la productividad: al asignar mejor y de forma más dinámica los recursos, mejora la producción según las prioridades que tenga la empresa.
Los principios y valores en los que se basan las metodologías ágiles tienen como principal característica realizar entregas rápidas y continuas de software funcionando.
A modo de ejemplo, en el marco de la metodología “Scrum”, el proyecto se divide en pequeñas partes que tienen que completarse y entregarse en plazos cortos, llamados ‘sprints’. De esta manera, si hay que realizar cualquier modificación, solo se hacen cambios en la parte implicada y en muy poco tiempo.
Antes de ‘agile’, cuando una empresa quería desarrollar un proyecto nuevo, se ponía en marcha un procedimiento llamado cascada (waterfall) en el que se ejecutan las distintas fases del desarrollo pero no se ‘itera’.
Es decir, a diferencia del modelo ágil, en el cual se corrigen los errores sobre la marcha a través de diferentes pruebas o ‘iteraciones’ en cada fase, en el modelo cascada se testea recién al final. Por esto, el modelo cascada cuenta con un alto riesgo de no adaptarse a la demanda final del cliente y de demorar las entregas. Cuando esto sucede, se opta por soluciones de urgencia, o incluso por empezar de cero el proyecto, lo cual lo hace menos eficiente.
¿Cómo se puede aplicar la metodología ágil en entornos de derecho?
En un artículo titulado, “El amanecer del abogado Agile”, el sitio Law Practice Today ayuda a entender qué son las metodologías ágiles y para qué sirven en el derecho.
Así, señala que “las metodologías ágiles facilitan la gestión de proyectos al desglosar el proyecto y entregar rápidamente un trabajo valioso al cliente”.
Eso, a su vez, fomenta una cadencia de comunicación y colaboración con el cliente que permite que el proyecto ajuste su curso continuamente para satisfacer sus necesidades.
Este tipo de metodología se centra en la cooperación, su enfoque está en la resolución de los problemas de los clientes y en la capacidad de responder efectivamente al cambio.
La adopción de metodologías ágiles en el derecho es continua
La adopción de metodologías ágiles en el mundo del derecho ha sido paulatina pero sostenida. Una nota de junio de 2020 publicada en la revista The Legal Technologist indica que “para los abogados, el trabajo ágil significa una mayor libertad de horarios y horas facturables”.
Para las empresas, significa una reducción de costosos gastos generales. Esto es beneficioso para todos porque impulsa a los estudios de abogados a adoptar prácticas comerciales innovadoras y tecnología de vanguardia que ofrece un mejor valor para los clientes, mientras aumenta la productividad y la felicidad general de su personal.
El artículo señala que un factor importante que contribuye a la popularidad del trabajo ágil se debe a las expectativas comerciales cambiantes. Por eso, la prestación de servicio y el asesoramiento legal debe ser impulsada por procesos y debe ser escalable y transparente en función de los costos.
Ágil vs cascada como forma de trabajo para los abogados
¿Cuándo conviene implementar metodologías ágiles y cuándo conviene trabajar en modalidad cascada? Aunque sea tentador sostener la afirmación contraria, no siempre las metodologías ágiles son la mejor forma de trabajo para los abogados. Por eso es importante comprender bien qué son las metodologías ágiles y para qué sirven en el derecho.
La consultora Gartner señala que “la gestión ágil de proyectos es claramente relevante para los desafíos que enfrentan los departamentos legales modernos parecido a estar preparados para la tecnología digital”.
Parte del atractivo es volverse más eficiente, responder a las demandas de los clientes y desarrollar la capacidad para ejecutar los proyectos del departamento.
Cuatro preguntas para saber cuándo utilizar la metodología ágil en tu práctica jurídica
Es importante asegurarse de que los proyectos se adapten bien a las metodologías ágiles. Para ello, plantea cuatro preguntas que un profesional del derecho debe realizar antes de poner en práctica un proyecto bajo la modalidad de metodologías ágiles.
La primera: ¿este trabajo se beneficiaría de los aportes adicionales del cliente? El proceso ágil incorpora las necesidades continuas del usuario final, lo que es especialmente beneficioso cuando los objetivos y necesidades finales de la empresa pueden no estar claros o ser flexibles.
La segunda pregunta que señala Gartner es: ¿este proyecto tiene un producto final claro? Así, la firma se enfoca en la necesidad de identificar un alcance claro de lo que debe producirse desde el principio, incluso si los detalles se determinan mediante iteración, es esencial.
La tercera pregunta de Gartner es: ¿este trabajo requiere múltiples fuentes de experiencia? La experiencia dentro de los departamentos legales a menudo se clasifica por unidad de negocio o área de práctica, pero cada vez más, los límites del silo se cruzan con las iniciativas de negocios digitales.
Por último, para determinar si un trabajo legal es aplicable a Agile, Gartner sostiene que se debe preguntar: ¿se puede dividir este trabajo en componentes? Así, la gestión ágil de proyectos implica una serie de tareas cortas llamadas sprints, que son ciclos contenidos para trabajar en un componente específico de un producto más grande.
Innovación en las formas de trabajo
Como parte de la innovación dentro de los estudios de abogados y los departamentos de legales de las empresas la construcción de equipos colaborativos y el desarrollo de las habilidades de las personas que forman parte de la organización favorece la adopción de nuevas tecnologías y formas de trabajo eficientes.
Entre ellas, se destaca este tipo de metodología, que permite identificar productos o proyectos que se puedan dividir en estas tareas más pequeñas y discretas para garantizar resultados exitosos y un buen clima de trabajo.
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